Vol. 12 (2): Noviembre 2009 |
Repoblación progresiva del hábitat de reproducción y de descanso de la foca monje como resultado de una protección estricta.Pablo Fernández de Larrinoa, Hamdi M’Barek, Moulaye Haye, Miguel Ángel Cedenilla, Mercedes Muñoz, Ana Maroto y Luis Mariano GonzálezFundación CBD-HábitatEl nacimiento de una cría este mes de octubre en una playa abierta de la Costa de las Focas, el primero de este tipo en siglos, es un acontecimiento simbólico, pero importante, que esperamos sea un buen auspicio para la recuperación de la colonia de focas monje del Cabo Blanco. Desde la implementación del Plan de Acción para la recuperación de la foca monje en el Atlántico oriental (CMS / PNUMA) en 2000, el primer objetivo fue recuperar esta importante población de focas monje, que en 1997 acababa de sufrir un grave caso de mortalidad en masa, que provocó la dramática desaparición de dos tercios de su población. La primera acción emprendida, y la más importante, fue la protección de las dos únicas cuevas que las focas estaban usando para criar en ese momento. Como consecuencia directa de usar estas cuevas como lugar de cría, se producía una alta tasa de mortalidad de las crías en los años con mala mar. Por lo tanto, se creó la Reserva Marina en la Costa de la de Focas para proteger las cuevas y los alrededores [sólo en inglés, Las acciones de conservación en la península de Cabo Blanco - un nuevo enfoque, TMG 5 (2): noviembre de 2002]. Siguiendo el modelo desarrollado con éxito en las Islas Desertas de Madeira, el objetivo fue eliminar las perturbaciones en la zona, causadas principalmente por recolectores de percebes, por barcas de pesca e incluso por nosotros mismos al realizar nuestras investigaciones y actividades de seguimiento orientadas a promover el uso de playas abiertas por parte de las focas. Después de 5 años de estricta vigilancia, de metodologías de investigación y seguimiento no invasivo, durante los cuales la reserva se amplió progresivamente para alcanzar su tamaño actual de 6,2 kilometros de costa, se hicieron evidentes los primeros resultados al lograr que algunas focas monje adultas solitarias comenzaron a usar las playas abiertas de la reserva como sitio de descanso. Tal comportamiento no había sido observado desde la década de 1940, cuando se descubrió la colonia. Poco a poco, año tras año, un creciente número de focas adultas descansaban en las playas abiertas, mientras que al mismo tiempo, el número de playas abiertas utilizadas por los animales también aumentaba. Después de un par de años, también comenzamos a ver animales de otros grupos morfológicos, principalmente hembras y machos subadultos. Durante este período, empezaron a verse pequeños grupos de 2 o 3 animales usando las playas abiertas con más frecuencia. El mejor ejemplo de esta evolución progresiva fue el uso de la playa del Halcón en 2007, que hemos bautizado como la playa de Luc, en honor de uno de los donantes contribuyentes al proyecto, el Dr. Luc Hoffmann. Esta playa, situada al sur de una de las cuevas de cría, comenzó rápidamente a ser utilizada por numerosos animales, algunos de ellos actuando como señuelos para los demás. Más adelante hubo grupos de hasta 11 focas que empezaron a usar esta playa y en 2008 una madre se trasladó con su cachorro para criarlo allí [Por primera vez desde 1945 se observa la lactancia de un cachorro en una playa de Cabo Blanco, TMG 11 (2): noviembre de 2008]. Si bien la repoblación del hábitat de descanso parecía ser excelente y continua, todavía estábamos esperando un paso fundamental hacia adelante en términos de conservación de la foca monje. Todavía faltaba un nacimiento en una playa abierta, a fin de reforzar la re-colonización de este tipo de lugar y convertirlo en un hábitat reproductivo. Este acontecimiento histórico se produjo en septiembre. Una joven hembra reproductiva no identificada previamente parió una cría hembra en la playa de Luc. El equipo de seguimiento y vigilancia de CBD Habitat detectó rápidamente el nacimiento y determinó que la pareja madre-cría gozaban de buena salud. Le dimos el nombre de Sofía a la recién nacida, en honor de la reina de España, que siempre ha mostrado dedicación e interés por la foca monje y el progreso del proyecto. Sofía tiene ahora un mes y medio de edad, está comenzando la muda y en un par de meses, cuando empiece sus primeras excursiones largas en mar abierto, será la primera embajadora de foca monje en el Atlántico oriental, anunciando la repoblación de playas abiertas como lugar para la reproducción, en nombre de un futuro optimista para su especie. |