Vol. 9 (1): Junio 2006 |
El tiovivo de la ciencia de la foca monjeCómo llegó a ser el pinnípedo más amenazado del PacíficoPor Paul KobersteinEditor, Cascadia Times
El Wespac presentó el estudio como prueba de que la pesca de langosta no quitará la comida a la amenazada foca monje de Hawai, que vive de modo casi exclusivo en estas islas. La foca ha sufrido un pronunciado declive y una alarmante tasa de inanición en los últimos años. En una abarrotada reunión en Honolulu, en Enero de 2005, el Wespac afirmó que “la evidencia de que la pesquería efecta (sic) la alimentación de la foca monje es infundada” Como prueba, citó un estudio de una investigadora de la Universidad de Hawai de 1998 llamada Gwen Goodmanlowe, que había publicado un artículo “Diet of the Hawaiian monk seal” en la revista Marine Biology. En un informe, el Wespac afirmaba que los resultados del artículo demostraban que la langosta y los peces bentónicos ‘no constituyen un componente significante de la dieta de las focas monje de Hawai’. Goodmanlowe afirma que ella no escribió eso. Goodmanlowe, que trabaja ahora en la California State University de Long Beach fue entrevistada por correo electrónico por el Cascadia Times. Ella afirma que la interpretación que el Wespac hace de su estudio es errónea. El estudio no dice que la foca monje no coma langosta; el modo en que está diseñado el estudio no permitía obtener ningún tipo de conclusión acerca de la langosta en la dieta de la foca monje. El estudio decía que se necesita analizar la grasa de las focas ‘para determinar de manera precisa la eventual inclusión de la langosta en la dieta (de la foca monje) ’ En 1999 Goodmanlowe escribió otro artículo que profundizaba en la nutrición de la foca monje. En este artículo afirmó que las focas examinadas por ella podían padecer la falta de aminoácidos esenciales que se encuentran en la langosta con niveles altos. Las focas que no tengan este aminoácido pueden tener problemas con algunas funciones cerebrales. Dijo que este hallazgo indicaba que las langostas ‘pueden ser nutricionalmente más beneficiosas’ para la foca monje que otras presas. Para entonces, el departamento de pesca de la NOAA (NOAA Fisheries) ya había contratado a una investigadora canadiense de Nueva Escocia para estudiar la composición de la grasa de la foca, tal y como recomendó Goodmanlowe. La científico, Dra. Sara Iverson, dijo que otros estudios no habían valorado adecuadamente la langosta en la dieta de la foca monje porque el animal no engulle el exoesqueleto o lo digiere tanto que es imposible encontrarlo en las heces. Afirmó que la mejor manera de buscar qué es lo que compone la dieta de la foca es analizar lo que hay en la grasa. La Dra. Iverson hizo declaraciones publicas refiriéndose a sus datos preliminares al menos en tres ocasiones. A finales de 1998, presentó al equipo de recuperación de la foca monje unos hallazgos preliminares que mostraban que la foca monje de Hawai comen langosta con toda probabilidad. En un email dirigido a científicos de pesquerías de NOAA el 13 de Noviembre de 1998 escribió: “A pesar de que es una afirmación preliminar, (¿cuántas veces deberé repetir esta palabra?) la langosta, sin duda, ha sido ingerida y a veces en grandes cantidades (especialmente en los atolones de French Frigate Shoals)”. En Diciembre de 1999, durante una reunión con el equipo de recuperación de la foca monje de Hawai, presentó un informe verbal en términos similares, afirmando que la langosta puede representar entre el 20% y el 25% de las presas consumidas por las focas subadultas de ambos sexos, y por las hembras adultas. Esto ya fue demasiado para que se lo tragara el Wespac. Simonds escribió una carta el 6 de Marzo de 2000 a un alto responsable de la NOAA, quejándose de que los asesores científicos de Wespac no veían evidencias concluyentes ‘de limitaciones de comida’ en las focas monje, a pesar de informes de campo que detallaban uno tras otro de manera concluyente los casos de hambruna en las focas monje. La carta de Simonds protestaba tambien por “la distorsión de los resultados de los estudios de la trazabilidad de los ácidos grasos de la dieta en el tejido adiposo de la foca monje que sugiere, de modo prematuro, un elevado nivel de langosta en su dieta” Desde entonces, Inverson ha realizado escasas declaraciones públicas acerca de la foca monje. Realizó una declaración en el caso judicial de la langosta ante el juez federal Samuel King, en la que advirtió que sus resultados eran preliminares y no podían ser usados para tomar decisiones de gestión respecto a la foca. Se negó a realizar una entrevista en relación con sus datos, y el departamento de Pesca de la NOAA rehusó la petición –realizada en el marco de la Ley de Libertad de Información- de ver los resultados de su investigación.
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Pero la amenaza más preocupante puede ser el hambre, que viene afligiendo a la foca monje de Hawai desde 1988. Este año, los investigadores comenzaron a ver muchos individuos jóvenes muertos, demacrados, en las playas de la principal zona de cría de French Frigate Shoals, según indican los informes de campo de la época.
En 1990 y 1991, a medida que continuaba esta tendencia, los científicos de la NOAA escribieron en un informe “Tras 30 años de crecimiento, esta población se encuentra en un claro declive”.
Tenían razón. Durante la década de 1990, la población de foca monje de French Frigate Shoals se redujo en un 55%.
Hoy en día la hambruna continúa, y la población, cada vez más vieja, no consigue automantenerse. Con un goteo de muertes de las hembras de más edad, y con la población reduciéndose entre el 5 y el 6% anual, parece que la especie va camino de un trágico y repentino colapso.
Hay sólo 1,600 focas monje en el mundo, si contamos las 300 de la aún mas amenazada especie hermana, la foca monje del Mediterráneo. Una tercera especie, la foca monje del Caribe, no ha sido vista desde 1932. Sobre la Tierra no hay otro género de pinnípedo (el grupo de mamíferos marinos que incluye las focas y los leones marinos) que se encuentre tan cerca de la extinción.
Puede que sea una coincidencia, pero el declive de la foca monje va paralelo al colapso de la población de una de sus presas: la langosta. La principal diferencia es que la langosta redujo sus efectivos mucho más rápido que la foca monje, por lo menos hasta ahora.
No se puede decir que el Wespac no estuviera avisado.
Ya en 1980, el Cuerpo de Ingenieros de la U.S. Army ya expresó la misma preocupación y urgió al Wespac a proceder con cuidado.
En los 1990, la U.S. Marine Mammal Commission escribió un mínimo de doce cartas a la NOAA y al Wespac avisando de que la pesca de langosta podía estar quitando la comida a las focas monje, hambrientas ya para entonces, y que había que tomar precauciones.
En 2005, la comisión se encontraba, de nuevo, enfrentada al Wespac y su propuesta de pesca de langosta; comentando el plan, destacaba que la pesca de langosta en las islas noroccidentales mostraba ‘los síntomas clásicos de sobrepesca y agotamiento de poblaciones.”
Cuando la pesquería tuvo que ser clausurada, en 1999, los niveles de captura eran de tan sólo el 10% de los de mediados de la década de 1980.
La comisión escribió “No está claro hasta qué punto el agotamiento de la población de langosta ha contribuido al declive de la población de focas monje en French Frigate Shoals, o a la falta de recuperación de las poblaciones de otras zonas. Se trata claramente de un caso en el que una gestión precautoria requiere que la pesquería se mantenga cerrada hasta que los datos indiquen lo contrario de manera inequívoca”
Como siempre, el Wespac desoyó la recomendación de la comisión.
A lo largo de todo el proceso de declive de la langosta y la foca monje, el Wespac mostró una falta de compromiso con la precaución y la conservación, empecinamiento en rehuir los consejos de los expertos externos, una tenaz confianza en la anticuada estrategia de la negación sistemática y una argumentación muy próxima a la de la industria pesquera.
El Wespac no fue el único en fracasar en la protección de estas especies. La NOAA como organización jugó un papel vital al ser incapaz de reconocer las señales de alarma y no tomar acción alguna. Pero la historia muestra que algunos científicos de la NOAA estaban profundamente preocupados por la pesquería de la langosta y sus efectos en la foca monje. Según los mensajes de correo electrónico guardados en los expedientes del tribunal federal, estos científicos fueron desautorizados por sus superiores en lo que quizás sea una muestra de la influencia del Wespac.
También las políticas oceánicas de los EE.UU. han fracasado en estas islas, en particular con los mamíferos marinos. La Ley de Protección de los Mamíferos Marinos, una débil norma aprobada por el Congreso en 1972, creó la Comisión de Mamíferos Marinos, una agencia federal diligente pero desdentada cuyo único mecanismo para proteger los animales se reduce a persuadir a los otros organismos gubernamentales de que hagan las cosas bien.
El Wespac ha dejado claro que se puede ignorar fácilmente a la CMM en las más graves circunstancias, como las afrontadas por la foca monje. El consejo pesquero de la zona vecina a la administrada por el Wespac, el North Pacific Fishery Management Council de Alaska, ha desoído de un modo parecido los ruegos de la CMM de que redujera la pesca en las áreas en que el oso marino ártico (Callorhinus ursinus, northern fur seal) y los leones marinos de Steller (Eumetopius jubatus, Steller sea lion) se encuentran seriamente en recesión.
Una revisión de documentos federales realizada por Environmental Defense revela que el Wespac permitió a los pescadores captorar langosta en cantidades muy superiores a sus cuotas en numerosas ocasiones a lo largo de su historia, ignorando sin ningún problema las recomendaciones de la CMM, incluso en las circunstancias más delicadas. La pesquería no se gestionó teniendo en cuenta la sostenibilidad ecologica, sino que el Wespac estuvo obsesionado por los beneficios personales de unos pocos individuos.
La pesca de langosta no podría haber sido mejor a finales de los años 1980. Gracias al elevado precio de la cola de langosta, los pescadores declararon que en 1986 habían capturado 2,5 millones de langostas, por valor de 6 millones de dólares USA. Entre 1985 y 1990 capturaron más de 11 millones de individuos.
Cada año de la dácada de los 80, Wespac fijó unas cuotas que fueron excedidas hasta en el 500%. Para 1989, Wespac decidió que se podía fijar como segura una cuota anual de 1 millón de ejemplares.
Pero ya este año los capitanes se lamentaban de que la buena marcha del negocio se estaba yendo al garete. En aquel momento ya hubo economistas que detectaron que, de 16 barcos, sólo tres obtenían beneficios claros.
Y tenían motivos para preocuparse. En 1990, casi la mitad de las capturas estaba compuesta por hembras de langosta con huevas, de talla inferior a la legal. Esto implicaba que los pescadores –en teoría- tenían que tirar por la borda casi el 50% del lance.
En 1992, los pescadores capturaban muchas más langostas de talla ilegal que langostas comercializables. Este año Jim Cook, que fue Presidente del Wespac, y Ed Timoney, marido de una ex-miembro del Consejo, fue multado con 40.000 US$ por tenencia de hembras de langosta con huevas, de talla inferior a la legal; obtuvo una reducción tras negociar, que dejó la multa en 25.500 US$. La pesquería de langosta fue cerrada en 1993.
En 1994, los análisis de ingresos y gastos indicaban que, en promedio, las pérdidas de explotación de un barco de pesca de langosta estaban entre 40.000 y 55.000 US$ por barco y año.
En 1995 se mantuvo el cierre de la pesquería, aunque se permitió que un barco pescara para evaluar las condiciones de la población, dándole un “permiso de pesca experimental”.
Este mismo año, el Wespac decidió que la solución al problema era permitir que los pescadores guardaran todas las langostas capturadas. A los ojos del Wespac, así se conseguía que todo fuera legal. Pero según las leyes estatales la tenencia de hembras de langosta con huevas, de talla inferior a la mínima, seguía siendo ilegal.
Los emails cruzados entonces entre los altos directivos de la NOAA muestran que tenían serias dudas de la conveniencia de dejar que los pescadores retuvieran a bordo las langostas pequeñas y las hembras. Su principal preocupación eran los impactos sobre la foca monje.
Hasta el tipo que estaba en la cumbre, William Fox, el director de la agencia, estaba preocupado. En Noviembre de 1995 dijo en un correo electrónico: “Tal y como indiqué… los efectos potenciales sobre las focas monje fueron considerados de modo inadecuado en la evaluación biológica (del Wespac)”
Fox estaba especialmente preocupado por la posibilidad de que los pescadores de langosta se dedicaran a practicar el “high grading”, consistente en tirar por la borda las langostas pequeñas sin contarlas para la cuota.
Según un correo electrónico de Sven Fougner, otro directivo de Pesquerías de la NOAA que fue el primer director ejecutivo del Wespac, Fox “dijo que la bibliografía (de investigación) indica que la foca monje se alimenta principalmente de langostas de talla inferior a la legal, por lo que una reducción de estos ejemplares sería un problema mayor que una reducción del stock general”
Fox creía también que las focas se desplazaban buscando las áreas con mejores poblaciones de langosta.
La pesquería de langosta no fue controlada de cerca. El Wespac nunca exigió que se embarcaran observadores independientes en ningún barco.
Michael Payne, otro directivo de Pesquerías de la NOAA sentenció en otro correo electrónico de Noviembre de 1995: “Hemos dicho que la relación depredador-presa entre las focas y las langostas no se conoce completamente, pero esta falta de conocimiento no debe ser esgrimida para decir que no conocemos el impacto ni actuar como si no lo conociéramos; en lugar de eso, se debería mostrar una aproximación cautelosa ante la reapertura de la pesquería hasta que los hábitos predatorios y la (biología de la) langosta se entiendan mejor”
“Esta especie se encuentra bajo tal grado de amenaza, con una tendencia que sigue a la baja, que hacer cualquier cosa que no sea aplicar una cautela extremada no es prudente... No me parece que esta pesquería pueda reabrirse a no ser que esté monitorizada por observadores y dotada de una franja de transición que proteja la zona de alimentación de las focas”
“Estoy realmente preocupado por eso. Gastamos increíbles sumas de dinero cada año, la foca sigue extinguiéndose y estamos valorando la posibilidad de que una pesquería se desarrolle y aumente alrededor de uno de los pocos puntos en los que la foca se recupera. Creo que estamos cortando la rama en la que estamos sentados”
El departamento de Pesquerias de la NOAA emitió un dictamen biológico en 1996 en el que detectaba “un continuado declive en el nacimiento de cachorros y en los recuentos totales de focas a lo largo de los últimos años, (lo cual) causa una preocupación significante” La agencia atribuyó el declive a tres factores, uno de ellos la pesquería de langosta.
Y a pesar de todo, al final en 1996 el departamento de Pesquerias de la NOAA permitió reabrir la pesquería de langosta al Wespac, sujeta a nuevas reglas, creando una pesquería “pillalo todo”, en la que se permitía capturar langostas hembra con huevos y juveniles de pequeña talla, prácticas ambas prohibidas en las islas mayores de Hawai. Las langostas hembra pueden tardar hasta 8 años en alcanzar la madurez reproductiva y su captura está prohibida en la mayor parte de aguas de los EE.UU. Puede que esta frágil pesquería sea el único lugar del país en que su captura se ha hecho legal.
La pesquería actual de cigarras (Slipper lobsters: Scyllarides squammosus) había sido en el pasado una pesquería de langostas (Hawaiian spiny lobster: Panulirus marginatus). Las cigarras de mar, de bajo precio, nunca fueron apreciadas por la industria pesquera. En los 80, había muchas langostas, pero a medida que su población fue capturada, se alcanzó un momento, en 1998, en que los pescadores capturaron más cigarras que langostas.
El 16 de Octubre de 1998, el Paradise Queen II, un barco de pesca de langosta y de palangre de unos 27 metros, pescaba en el Atolón de Kure, cuando embarrancó en la cresta del arrecife, al SE de Green Island.
De acuerdo con una investigación del gobierno federal, en el momento del accidente el barco llevaba a bordo 41.500 litros de gasóleo y 1.900 litros de aceite de motor y líquidos hidráulicos.
El barco llevaba también 1.200 Kg de colas de langosta congelada, 1.600 Kg de cebo, 1.040 trampas de langosta de plástico y 11 millas de sedal para enganchar las trampas. No se pudo remolcar el barco porque el propietario no permitió a los interlocutores gubernamentales que lo hicieran inmediatamente después del siniestro. Una vez que el barco se partió, su retirada resultó imposible.
Dos años después, los investigadores encontraron corales rotos, estructuras coralinas arrancadas, los cuerpos de dos focas monje entre montones de redes que rodeaban la cabina del barco en descomposición, unas 600 trampas de langosta y cientos (si no miles) de plomos y kilómetros de sedal.
La pesquería se estuvo tambaleando hasta Febrero de 2000, cuando los directivos de la NOAA finalmente pensaron que ya era suficiente. Los ecologistas habían presentado un pleito acusando a la agencia de violar su deber, marcado por la Ley de Especies Amenazadas, de proteger la foca monje. A pesar de la aparentemente baja abundancia de langosta en muchas zonas de las islas noroccidentales, la pesquería comercial continuaba persiguiendo su captura.
La NOAA declaró que cualquier pesca comercial dirigida a la langosta podía resultar excesiva.
Wespac respondió con una carta en la que “se opone firmemente” al cierre. Simonds escribió “El consejo pide que (Pesquerías de la NOAA) retire inmediatamente su propuesta y permita que la pesquería continúe con una cuota de captura de no más de 130.000 langostas”.
Por una vez, Simonds no se salió con la suya: la NOAA anunció que el cierre sería efectivo a partir del 1 de Julio. Y el 15 de Noviembre, el juez federal Samuel King ordenó a la NOAA que la mantuviera cerrada.
La Comisión de Mamíferos Marinos (CMM) empezó a compartir sus preocupaciones acerca de la pesquería de langosta con la NOAA y el Wespac tan pronto como en 1981.
decía que las regulaciones de pesca de langosta de la Wespac “deben tomar precauciones para prevenir los impactos adversos sobre la foca monje de Hawai y otras especies amenazadas o en peligro, así como para prevenir la sobrepesca de las poblaciones de langosta”
Pero ambas organizaciones prefirieron escuchar a sus propios expertos, y permitieron que la pesquería continuara renqueando.
En 1991, la Comisión mencionó que en 1990 el stock se había reducido en un 22% en referencia al nivel existente antes de iniciarse la pesquería a finales de los años 70. La comisión dijo “Estamos preocupados, sin embargo, por la posibilidad de que la definición actual de sobrepesca en este Plan pueda ser inferior de lo que debería, dadas las tendencias actuales en los niveles poblacionales y las relaciones ecológicas entre langostas y foca monje”
En 1991, la NOAA respondió a la Comisión diciendo que la pesquería de langosta, “es tan sólo un componente que afecta la disponibilidad de langostas para la foca de manera reducida” comparado con la acción deotros predadores de este crustáceo, como los tiburones, o los factores de estrés ambiental que operan sobre los stocks.
En 1994, la Comisión pidió a la NOAA que prohibiera la pesca en torno a French Frigate Shoals. “Los cachorros nacidos en este atolón han sido más pequeños en el momento del destete que los nacidos en otras islas y han sufrido una mayor mortalidad en su primer año de vida. Igualmente, la tasa de supervivencia de los cachorros y de los jóvenes se ha reducido en los últimos cinco años” escribió John Twist, el director de la MMC.
Pero Wespac no estaba convencida de ello. Ni lo estaba su Comité Asesor Científico y Estadístico. El Comité argumentó que tenían “insuficiente información en este momento para apoyar las dudas planteadas por la MMC respecto a la reducción de la población de focas monje en French Frigate Shoals y la pesquería de langosta; no debería existir prohibición alguna de pescar en esta zona ”
Siguieron llegando letras de la MMC; no parece que tuvieran ningún impacto ni en la NOAA ni en el Wespac. En 1999, Simonds mandó este mensaje a Twist, de la MMC:
“El supuesto básico que subyace en su carta, como en las cartas previas sobre el tema, continúa siendo que la pesca de langosta está afectando adversamente a las focas monje ya que es una competencia por la presa, tanto si es una captura directa o secundaria. No tenemos noticias de que haya nueva información que sugiera que la langosta es un componente importante de la dieta de las focas monje, y por tanto continuamos creyendo que la pequeña pesquería de langostas (de las islas del noroeste) no tiene un impacto significativo en las focas ”
En una respuesta de Mayo de 1999, Twist amonestó a Simonds por ser incapaz de aplicar la precaución requerida:
“Cuando tratamos con una especie amenazada y una incertidumbre como la actual, creemos que es importante que los gestores de los recursos adopten medidas precautorias a la espera de la resolución de las incertidumbres. A este respecto, es lógico pensar que pescar en la zona inmediatamente adyacente a grandes colonias de foca monje, en donde los cachorros inician su aprendizaje alimentario, puede tener un impacto muy significativo”
“Creemos que dar pasos de manera precautoria hacia la suspensión de la pesca de langosta alrededor de los atolones que tienen grandes colonias de foca monje son al tiempo prudentes y justificadas hasta que llegue el día en que exista información fidedigna sobre la dieta (...) de la foca monje”
En Enero de 2000, Wespac argumentó su respuesta, mediante una nota de prensa con el titular “No hay que culpar a la pesca por el declive de la foca monje”
Unos días más tarde, James Cook, el presidente de Wespac, escribió a Penelope Dalton, la Administradora de Pesquerías de la NOAA, para quejarse de las críticas recibidas por parte de la MMC.
“La pequeña, limitada y altamente regulada pesquería en las islas noroccidentales de Hawai es demonizada de nuevo como foco principal de peligro para esta población de focas”
Cook escribió esta carta, y la NOAA anunció su intención de cerrar la pesquería al día siguiente.
Cook, que había sido descubierto y multado con 29.500 US$ nueve años antes por pesca furtiva de langosta, no tardó en dejar su puesto en el Wespac, aunque siguió relacionado con su gestión como presidente del comité asesor. En 2003, su socio Sean Martin se sumó al consejo. Resulta interesante citar que en 2004 Martin pagó una multa de 7.000 US$ por violar las leyes federales de pesca.
Reproducido con permiso de Cascadia Times, de su edición de Primavera de 2006.
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