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Vol. 10 (1): Junio 2007



Posible caso de viruela de focas (poxvirus) en la colonia de Monachus monachus de Chipre. El estrés y el hambre ¿son factores coadyuvantes?

Huseyin Cihan1, Prof. Nilufer Aytug1 y Ali Cemal Gücü2

1. Uludag University, Faculty of Veterinary Medicine, Department of Internal Medicine, Bursa, Turkey.
2. Middle East Technical University Institute of Marine Sciences, Erdemli Mersin Turkey


Durante una revisión rutinaria de cuevas en 1998, pudimos observar una masa de peces muertros alrededor de una isla de la costa oeste de Mersin, en Turquía. En esta zona se pesca a menudo con dinamita y este tipo de acumulaciones de peces muertos es la consecuencia habitual de una explosión bajo el agua. Los pescadores recogen los peces que quedan en la superficie y el resto sirve de alimento a animales oportunistas. En este caso se dió una circunstancia excepcional: quien estaba dando cuenta de los peces muertos era un macho adulto de foca monje, al cual bautizamos como “Bombaci” (el bombardero).

El mismo ejemplar fue visto por los miembros del Gruppo Foca Monaca [Cilicia on my Mind, TMG 6 (1): 2003) frente a una cueva que se creía abandonada, debido a las frecuentes molestias ocasionadas por los humanos en la zona. Esta cueva fue revisada con regularidad por el equipo del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad Técnica del Oriente Medio (Middle East Technical University Institute of Marine Sciences - METU-IMS).

En una de las visitas de 2004, un pastor que vive cerca de la cueva nos habló de una foca negra de considerables dimensiones que tenía una gran cicatriz. El mes de diciembre de este mismo año el equipo del METU-IMS pudo identificar la foca por la gran cicatriz del abdomen. Por la forma y situación de la mancha abdominal supieron que se trataba de Bombaci. El animal fue visto con regularidad en la cueva y sus alrededores. En una ocasión llegó a acompañar al equipo de METU-IMS mientras realizaban sus rutinarios censos de peces para valorar el estado de las poblaciones ícticas en el área protegida. En diciembre de 2005 se observó cómo se apareaba en la cueva. Más tarde, en enero de 2006, fue visto de nuevo en la zona, cortejando a otra hembra. Habitualmente la cicatriz era bien visible, aunque no se observó ninguna lesión abierta. Las observaciones, realizadas a distancia o bajo el agua turbia, no permitieron detectar entonces la existencia de lesiones sino más bien lo que parecía una herida cicatrizada.


Fig. 1. Bombaci, fotografiado por una cámara automática en una cueva al Norte de Chipre.

En Julio de 2006, fue observado de nuevo frente a una cueva en Chipre, casi 45 millas al sur del lugar en que lo habíamos visto anteriormente. La gran cicatriz, inconfundible, y la mancha blanca abdominal, idéntica, no dejaban lugar a dudas sobre la identidad del animal. [ver Focas del Norte de Chipre , TMG 9(2): 2006]. Se controló la cueva con cámaras de infrarrojos y se tomaron, con un dispositivo automático, más de 50 fotos de Bombaci en el período que va de julio de 2006 a enero de 2007 (Fig. 1).  Estas fotos permitieron inspeccionar de cerca la cicatriz de su cuerpo. (Figs. 2 y 3).

Las lesiones sangrantes nos parecieron preocupantes y decidimos contactar con el Departamento de Medicina Interna de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Uludag y les remitimos las fotografías, dado que las lesiones podrían ser síntoma de infección por virus de moquillo de las focas. Sin embargo, las lesiones nodulares cutáneas de la zona basal de las aletas traseras (Fig 3) parecían ser lesiones por poxvirus, que han sido identificadas morfológicamente en pinnípedos y cetáceos tanto libres como cautivos (The Merck Veterinary Manual 2006). El virus de la viruela de las focas es una lesión proliferativa que se caracteriza por la formación de numerosos nódulos cutáneos de 0,5 a 3 cm en cabeza, cuello y aletas de los pinnípedos afectados (Becher 2002). Habitualmente se producen ulceraciones que tardan en curar. La dispersión de esta enfermedad se produce por rozamiento de cabeza y cuello, un comportamiento social frecuente en leones marinos y otros pinnípedos. Es necesario que haya daños en la superficie del epitelio para que se desarrolle una infección. Las lesiones pueden reaparecer (Hicks 1987). Las grandes cicatrices alrededor de los nódulos de las aletas posteriores y el abdomen de Bombaci, que se desarrollaron en zonas curadas, pueden indicar que las lesiones son recurrentes. Numerosos nódulos pequeños en cabeza y cuello se corresponden con la aparición clásica de lesiones cutáneas por poxvirus aunque para un diagnóstico exacto hay que recurrir a la microscopía electrónica o al test de reacción en cadena de la polimerasa (Polymerase Chain Reaction - PCR) de muestras de tejido de las zonas lesionadas (Tryland et al. 2005).


Fig. 2. Las fotografías realizadas por una cámara automática permiten examinar de cerca las cicatrices y lesiones en su cuerpo. [ampliación]

Fig. 3. Detalle en el que se pueden observar las lesiones nodulares en la zona basal de la aleta trasera.
[ampliación]


Los poxvirus habitualmente no son letales. Se considera que tienen una naturaleza oportunista, causando episodios con mortalidades elevadas cuando las defensas de los animales están bajas, cuando escasea el alimento o cuando los individuos están estresados (Tryland et al. 2005), como ha sucedido recientemente entre los renos de Finlandia y Noruega (Büttner et al. 1995, Tryland et al. 2001).

Los poxvirus de las focas son zoonóticos y pueden causar infecciones cutáneas en dedos y manos de las personas que manipulan animales enfermos (Hicks & Worthy 1987, Tryland 2000), factor que debe ser tenido en cuenta por las personas que cuidan de las focas.


Bibliografía

Becher, P. 2002. Characterization of seal pox virus, a suspected member of the parapoxviruses.  Arch Virol 147:1133-1140.

Büttner, M., C. Von Einem, C. McInnes and A. Oksanen. 1995. Klinik und Diagnostik einer schweren Parapocken-Epidemie beim Rentier in Finnland, Tierärztl. Prax. 23, 614–618.

Hicks, B. D. and G. A. Worthy. 1987. Sealpox in captive grey seals (Halichoerus grypus) and their handlers, J. Wildl. Dis. 23, 1–6.

Hicks, S. D. 1987. Seal pox in captive grey seals and their handlers, J. Wild. Dis., 23: 1.

Merck Veterinary Manual, The. 2006. Merck & Co., Inc, Whitehouse Station, NJ, USA.

Tryland, M. 2000. Zoonoses of arctic marine mammals, Infect. Dis. Rev. 2, 55–64.

Tryland, M., T. D. Josefsen, A. Oksanenand and A. Aschfalk. 2001.  Contagious ecthyma in Norwegian semidomesticated reindeer (Rangifer tarandus tarandus), Vet. Rec. 149, 394–395.

Tryland, M., J. Klein, E.S. Nordøy and A.S. Blix. 2005. Isolation and partial characterization of a parapoxvirus isolated from a skin lesion of a Weddell seal. Virus Res. 108(1-2):83-7.



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